sábado, 7 de julio de 2012

Arcángel Ciberandino


Por H. NOSSA
Bogotá, Colombia 2007




 
               Existen diferentes formas de ver el arte, según el imaginario del artista y según la formación artística del observador, pero lo importante en un artista y en el observador, es el interactuar con la obra.
               La obra de Orlando es una propuesta carente de sensacionalismos al igual que ausente de formalismos conceptuales que imperan en la cotidianidad de las bellas artes, que hoy en día se pasean por las pasarelas del arte universal, esta manifestación habla de lo profundo que puede penetrar la historia y el sentido de pertenencia en el imaginario de un artista que se siente apropiado de lo que pinta y de lo que siente, por ello es difícil pasar y no ver, ver y no hablar de aquella sensación de un mundo pleno de imágenes tomadas de un mundo que ha llegado a un sincretismo entre lo humano y lo divino, entre el hallarse inmerso en una creencia venida de belén y una religiosidad nacida en lo más profundo de los andes, el manejo de la forma, lo brillante de su paleta muestran a las claras el color del sol, la selva, la luna y las estrellas entremezclados con los maestros de las artes, que como sacerdotes ofician en cada una de sus obras.



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