viernes, 27 de abril de 2012

La búsqueda de la sensualidad en el color del silencio


Por Joan Lluís Montané

De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
Marzo de 2007 – Madrid, España







               Orlando Arias, es un buscador del silencio, de los estadios de la conciencia a partir de la singularidad de las formas y la determinación del color.

               Sensual, envolvente, capta atmósferas de ambientes densos pero, a la vez, marcados por consideraciones sutiles.

               Su pintura es cálida, ordenada, geométrica, dado que gusta de delimitar espacios, configurar formas que se entrelazan y compaginan con otras, buscando la determinación de la singularidad de cada momento.



               Surreal, expresionista, cubista, geométrico, algo naïf, investiga el mundo de la mujer, que deifica, considerándola un emblema, musa, poetisa del alma, acariciándola a través de sus desnudos, quienes muestran la anatomía, haciendo uso de la mitificación de sus formas, de la estructura muscular y corporal, en poses estudiadas, que describen y envuelven instantes sutiles, pero no densos, aunque determinantes y claros.





                Sus series dedicadas a los indígenas son descriptivas, mostrando el mundo sensual, sensible, elegante, sutil y sugerente, que va más allá de la propia dinámica descriptiva, potenciando sus particularidades, sus propuestas basadas en la esencia de la biología como punto de partida de su discurso.





               En otras creaciones pictóricas navega por los estadios que están situados mucho más allá de lo físico, huye de lo orgánico, para adentrarse en los terrenos del espíritu, de la alegoría onírica, del mundo de los sueños, en los que muestra personajes que se encuentran en estadios distintos al normal. O bien también, opta por desestructurar caras y cuerpos, buscando delimitar la sensualidad de la materia y el color, porque, en el fondo, la estructura está en función de la vibración y esta surge a partir del color, del cromatismo, de la diferencia existente entre lo sutil y lo determinante.

               Dialoga con los instantes, es un poeta del color que se adentra en los vericuetos de la forma, obteniendo, con ello, unas potencialidades que van más allá de los límites habituales.


               Boliviano, reside también, en Colombia y luego se traslada a vivir a la capital de España, país en el que vive en la actualidad.

               Su pintura posee rasgos latinoamericanos, de ascendencia cromática de la escuela americana, pero su mensaje es universal, en el sentido de abarcar desde conceptos abstractos a otros metafísicos, surreales y expresionistas, porque es un buscador espacial, que gusta de plasmar la sensualidad del color del silencio.





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